Mis sensaciones de cara a la vuelta en el Camp Nou distan mucho del ambiente de euforia reinante. Aunque puedo entender toda la parafernalia que se está montando para crear ambiente de gran remontada en el estadio, entre la afición, para que sea aquello una olla a presión que beneficie al equipo, no me termina de gustar. No estoy segura de hasta que punto el crear esa presión, exagerada, pueda tener efectos contraproducentes incluso sobre los propios jugadores. Al margen, la autosuficiencia que se masca en el ambiente con el “remontamos fijo”, que da una imagen chulesca y prepotente de la afición y del club. Una cosa es pensar que se puede remontar, confiar en el equipo y mostrar cierto optimismo, otra cosa es vendarse los ojos y olvidar que se ha perdido 3-1 y que tienes que ganar por dos goles de diferencia (dependiendo de los que pueda meter el Inter.) a un equipo italiano, es decir, de los que no sólo ponen el autobús sino que saben como aparcarlo delante de su portería. No es algo nuevo, valga recordar el año pasado el partido de ida contra el Chelsea, acoso y derribo durante 90 minutos y 0 a 0.
Aunque no soy muy optimista de cara al miércoles sí creo que el Barça tiene opciones. Se viene comentando la importancia de marcar pronto, de que el Barça saldrá como una exhalación y tal. Bien, seguro que un gol tempranero sería positivo, generaría confianza y con el apoyo de la afición allanaría más el camino pero a mi me parece complicado que el Inter. vaya a permitir un dominio inicial fácil del Barça, saldrán a presionar fuerte y probablemente los primeros minutos sean de más tensión que de juego. Mis esperanzas se centran en que los mejores jugadores den su mejor nivel. Necesitamos a un buen Alves, incisivo y preciso en sus cabalgadas por la banda. A un Piqué líder y seguro en defensa y que le acompañe Milito en el buen nivel que ha exhibido esta temporada. A un Xavi que tome el mando del mediocampo y que haga jugar al equipo. A un Busquets agresivo en la recuperación y desequilibrante en ataque. A un Messi eléctrico, buscando diagonales y apoyos, y con la mirilla diabólicamente bien ajustada. A un Keita poderoso en el mediocampo, preciso y concentrado. A un Pedro desequilibrante, pillo y sacrificado. A un Ibra con confianza, dinámico y letal. Y a un Valdés seguro y con los reflejos en alerta permanente. Cuanto más pienso en el cerrojazo que creo que va a plantear el Inter., peor lo veo. Antes de la ida vaticinaba entre colegas que el Lucio y el Samuel en defensa, por muy arropados que estuvieran, eran costuras algo agrietadas que se podían romper, tras la ida no diré que ahora me parecen la mejor pareja de centrales del planeta, les sigo viendo vulnerables, pero pegan de pelotas y están bien arropados, lo que les protege, acciones rápidas, rupturas de líneas, diagonales, subidas de los laterales, etc. pueden ser la mejor arma para batirles.
Serán los nervios de la cita pero estoy bipolar, a momentos me parece que los del Inter. no son tan buenos (que no lo son) y hasta veo como posible la maniobra de acoso y derribo, en otros, me los imagino defendiendo con nueve o diez en su campo, con oficio, y creando un tapón insacable a la vez que jugando a la contra con Milito... y ya no lo veo. El fútbol es tan imprevisible que cualquier cosa puede pasar. Ojalá el Barça pase, sino, habrá sido un bonito camino hasta semifinales.
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Fue extraño elencuentro del sábado en el Camp Nou. Extraño por la propia hora de juego, unsábado a las seis. Extraño por el sol casi veraniego que iluminaba parte delcésped. Extraño por el propio desarrollo del juego. El típico partido del queno se pueden extraer conclusiones porque nada de lo que se ha visto en el campoparece adecuarse a la lógica cotidiana. Guardiola afrontó un partido en casaque exigía victoria pensando en el Inter. La alineación no dejaba lugar adudas. Empezando por la defensa, cuyo eje central lo componían Puyol y Chigry,que no jugarán ante el Inter. Siguiendo por el mediocampo, comandado por Xavi–que no tiene recambio-, y acompañado por Touré y Keita, dando descanso así aBusquets. Y terminando por el ataque, donde Ibra –cogiendo minutos y confianza-estaba acompañado en esta ocasión por Jeffren y Henry, Messi y Pedritodescansaban.
Es uno de los peores partidos quele recuerdo al Barça de Guardiola, diría el peor probablemente con la ida de lacopa frente al Sevilla y el del Racing en casa. Y digo de los peores porque norecuerdo tantos fallos juntos y consecutivos en mucho tiempo. El equipototalmente desacompasado, en especial en la primera parte y los minutosiniciales de la segunda. Imprecisiones desde la defensa, pasando por elmediocampo y terminando en el ataque. Se notaba que los jugadores tenían lacabeza en otro lado y supongo que eso es en parte justificable y comprensible,claro, pero te estás jugando la Liga y si ganando 2-1 comienzas la segunda parteconcediéndole al Jerez tres oportunidades de gol clarísimas, de mano a mano conValdés, pues la tarde soleada podía haber terminado en tormenta. Soy incapaz dehacer un análisis de este partido tan raro y, sobre todo, de sacar algunalectura de cara al miércoles, porque todas las lecturas serían negativas vistolo visto. Si comentaré algo que me tiene disgustada, los pitos a Ibrahimovic enel Camp Nou. No lo entiendo. La relación del público del Camp Nou con susnueves en los últimos 13 años es para estudiarla. Supongo que deriva de habertenido a dos de los mejores nueves de la historia del fútbol de formaconsecutiva, Romario y Ronaldo, que eso ha debido de generar algún tipo demutación genética que impide que se tenga paciencia con los delanteros. Yencima nos viene Ibrahimovic, que es en sí un jugador de los que divide a lagrada. En el Inter. ya le pitaban. Técnicamente asombroso, con tendencia acierto barroquismo en sus acciones y que comparado con Messi parece el caballodel malo. Claro, E´too era rápido, se pasaba el partido corriendo, tanto pararematar como para presionar. Ibrahimovic es menos dinámico, administra losesfuerzos, lógicamente no tiene el fondo físico de E´too. A veces da lasensación de que la gente espera que Ibra sea un E´too 2 o un Messi 2, nunca ledebían de habían visto jugar o si no no se explica. Se espera que haga cosasque no están en su repertorio. Me molesta que se silbe a un jugador en casacuando el equipo es ganador y está en el mejor momento histórico de juego y detítulos, es injusto. En un partido importante en casa no hay cosa mejor quehacer una desaprobación de ese tipo cuando, además, el jugador está reciénsalido de una lesión, lo ideal para que coja confianza. Y es injusto porquepuede que todavía no se haya ganado el crédito de la afición, lleva poco tiempoen el club y tampoco ha tenido oportunidad de demostrar demasiado, pero se lesilba en un partido en el que parece que haya sido el único que ha fallado operdido un balón cuando todos han tenido un par de acciones horribles al menos.Messi ha tenido días torpes, torpes ¿a alguien se le ocurre silbarle? No ¿Messipierde balones? Sí, y también se equivoca, y chupa, y se las para el portero.Vamos, lo normal. Al sueco se le pide más, que sea una especie de Xavi, queacierte en todos sus pases, que sea rápido y veloz y que conecte con suscompañeros, una especie de mezcla de Messi e Iniesta, y además que cada balónque reciba en el área termine en gol, una efectividad a lo Romario. Siempre sele culpa de todo. En un partido en el que marca un gol y da otro no convence,en fin.
Últimamente tengo la sensación deque “voy cabreada por la vida”. Me pongo a escribir sobre los partidos y enalgún momento se me hincha la vena del cuello y termino encendiéndome, atacandoo defendiendo a alguien. Será que no estoy en mi mejor momento. Será que elfútbol hace emerger la agresividad. Será que cada vez que me voy a ver unpartido a un bar, sea cual sea, vaya acompañada o no, me toca algún gilipollascerca, sea del Barça o del Madrid y me termina hinchando los ovarios. ¿Está vezque ha sido? Uno del Barça, fumándose un puro en mi nuca, radiando cada jugadadel partido e insultando por doquier al sueco. A Dios pongo por testigo queencontraré un bar libre de gañanes en el que ver los partidos. Mientras tanto,si alguna alma caritativa se apiada de mi, se aceptan donaciones parafinanciarme el plus o gol tv.
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Horrible partido del Barça el martes, que el Inter ganó merecidamente. Vale, el árbitro perjudicó al Barça, sí, pero lo que realmente le perjudicó fue su propia incapacidad para generar su fútbol. Apenas se crearon ocasiones de gol (si exceptuamos el arreón final, tirarían un par de veces a portería en ¡70minutos!). Los jugadores “franquicia” absolutamente desaparecidos. Lo mismo el juego del equipo. La posesión del balón fue alta pero ficticia, concedida por el Inter, que salvo a comienzos de la segunda parte, no presionaba muy arriba sino ya en su campo. El Barça tenía el balón en zonas poco peligrosas para el Inter, los movimientos del balón eran pesados, costaba circularlo y habitualmente era Piqué el encargado de hacerlo y no Xavi. Todo muy previsible. Lo peor de todo es que no se lograban finalizar las posesiones, se perdía el balón en el mediocampo y ahí venía el peligro del Inter. Balonazo arriba para que sus delanteros corrieran a las espaldas de los defensas y continuas llegadas ante Valdés, que tuvo trabajo y buenos sustos. El estilo del Inter, será todo lo feo, ramplón y tosco que queramos pero efectivo de pelotas. Decía Mourinho en la previa que su equipo había mejorado mucho con respecto a la Liguilla. Visto el partido, sinceramente, me entran dudas sobre si ellos han mejorado o si el Barça ha empeorado. Lo único que les he visto mejorado ha sido el rendimiento de Milito y el de Sneijder, en un estado de forma espectacular, la lección aprendida de cómo jugarle al Barça huyendo del cuerpo a cuerpo futbolístico (como intentaron en algunos minutos de la ida de la Liguilla) y ahogando a los cerebros. Son mejoras competitivas y tácticas, no futbolísticas. Siguen sin tener mediocampo que construya, sólo tienen dos líneas la de defensa y la de ataque, sin transiciones. Ni falta que les hace.
Comentaba en la previa que confiaba mucho en un par de jugadores, Messi y Zlatan arriba y Piqué en defensa. Él último fue el único que estuvo en el partido. Messi y Zlatan inéditos. Repensando el tema, mi confianza en Ibrahimovic se debía deber más a las ganas que tengo de que haga un gran partido que aplaque las desconfianzas y críticas hacia él que a un razonamiento lógico. No sé que me esperaba, saliendo de una lesión, con pocos entrenamientos a las espaldas y menos minutos en el campo... quizá lo que esperaba era algo más de chispa, jugando contra su anterior club cabía presuponer un extra de motivación. No estuvo atinado aunque no comenzó mal, activo en los primeros minutos, bajando a tocar al medio campo para dar una opción de salida del balón ante la presión del Inter. y arrastrar a los centrales para crear espacios. De hecho la primera acción en ataque del Barça la protagonizó él. Pero se fue apagando hasta desaparecer, ofuscándose en su lucha con Lucio en defensa y abandonado arriba, no había manera de que le llegara un balón en condiciones. En los pocos que le llegaron demostró que le faltaba un punto de rapidez, de confianza para lanzarse con decisión a por el balón. Su cambio fue entendible porque debía de tener prescripción médica para no jugar más de 60 minutos, fuera de eso el prescindir de un delantero, perdiendo... la falta de esa referencia se notó en los últimos minutos de acoso a la portería interista donde Piqué tuvo que ejercer de falso nueve, se movió con sorprendente desparpajo y calidad en el área rival teniendo un par de ocasiones manifiestas de gol pero, lógicamente, le falta ese instinto de cazador del área. La lectura ventajista a posteriori es clara, quizá como revulsivo desde el banquillo, Ibra habría tenido más oportunidades. De Messi poco se puede decir, muy gris, poca presencia en el juego del equipo, deambulando por el campo incómodo y excesivamente individualista en sus acciones, reteniendo en exceso el balón y abusando de penetraciones por el centro, donde se encontraba en acciones de uno contra cuatro imposibles de resolver, a pesar de lo cual parecía incapaz de buscar apoyo en sus compañeros, tirar paredes, abrir a banda... Lo más llamativo fue su gesto grave durante todo el partido y después de él. No le recuerdo jamás con el ceño así de fruncido. No sé si la actuación de Messi en los dos últimos partidos es preocupante, es imposible que estuviera en todos los partidos al nivel de hat trick que ha exhibido pero contra el Espanyol y contra el Inter. ha sido una sombra de sí mismo.
Lo cierto es que si hacemos un análisis de conjunto del partido del martes se podría concluir que el mal del Barça fue sistémico. Es decir, fue el conjunto el que no funcionó y fueron muchos los jugadores que parecían deslucidos y desubicados. Xavi incómodo, presionado y además, espesito, perdiendo balones, inaudito. Keita torpe, no es un jugador que de por sí tenga mucho criterio para jugar el balón pero ayer sus deficiencias parecían evidenciarse más. Alves, para mí, el peor. Hace ya tiempo que está un escalón por debajo de lo que él es, desde que volvió de la lesión no se le ha visto pletórico. Ayer no sólo falló en defensa, en una acción decisiva y de forma inexplicable (el gol de Sneijder), Pandev le ganó siempre en las acciones por banda, sino que sus incursiones en ataque terminaban con centros imprecisos, con cero peligro, regalos al rival. Está claro, si terminas el partido teniendo la sensación que cinco o seis jugadores de once jugaron mal, es un buen síntoma de lo bien que pudo jugar el equipo.
Mis sensaciones para el partido de vuelta no son positivas aunque veo, por supuesto, rayos de esperanza. No son sensaciones positivas porque el partido del Barça fue horrendo y el resultado es, sin paliativos, malo. Si juegas bien y pierdes, no hay reproche, pero a mi el Barça ayer me generó dudas (clásico gen pesimista característico de los culés) incapaz de manejar un marcador a favor, sin juego y poca capacidad de reacción. Lo más preocupante es que llevamos dos partidos seguidos así, sin creación, prácticamente anulados, han sabido como pararnos y, aparentemente, no se ha encontrado la manera de evitarlo. No me gusta mucho que se recuerde constantemente que repitiendo el resultado de la vuelta de la Liguilla, el 2-0, se gana la eliminatoria. Porque si de repetir se tratara y fuera tan fácil podíamos haber repetido el empate de la ida y no ha sido así, son dos momentos distintos de la temporada, en tensiones competitivas distintas y con equipos en distintos estados de forma. Pareciera que fuera un marcador asequible en casa y no lo veoasí. A un equipo italiano marcarle tres goles no es sencillo, no es un equipoinglés que deja espacios y juega. A pesar de que soy algo pesimista, vamos conlos motivos para confiar en el equipo. Por un lado, creo que el martes se puede decir también que confluyeron una serie de factores desfavorables que pudieron tener su influencia en lo visto en el campo y que son más fruto del azar y solventables de cara a la vuelta: por un lado el propio estado del césped, hierba alta, seca y dura, por lo que se ha comentado preparada para no favorecer el juego rápido y de pase del Barça; en segundo lugar, el desplazamiento en bus, por mucho que se ha insistido en que no es excusa, que el autocar era muy cómodo, no deja de ser una circunstancia extraordinaria y al margen del cansancio, sobre todo de piernas que todos los que viajamos con frecuencia en bus conocemos, el propio factor viaje que parece que ha acaparado más la atención que el propio partido, el romper la rutina habitual a mi no me parece que tenga porque ser siempre algo positivo puede haber afectado algo a los jugadores, con pocos momentos de escape con la familia y viviendo las 24 horas en tensión por el partido, puede haber generado desgaste; en tercer lugar el árbitro, permisivo y casero, al margen de que sus fallos en dos momentos puntuales condicionaran el resultado significativamente. ¿En qué basar nuestras esperanzas? En que jugamos en casa, campo grande, buen césped, apoyo del público y ambiente de remontada. En las aptitudes de Pep para motivar a sus jugadores. En la capacidad competitiva contrastada de jugadores como Valdés,Xavi, Messi, Piqué, Pedro, Milito, Touré. En que si recupera a Alves y a Zlatan con su pegada se crearán ocasiones de gol. En que si el Barça recupera su juego es superior al Inter. El factor cancha puede ser muy importante, la única eliminatoria que ha jugado este año el Barça con resultado desfavorable y necesidad de remontar fue la de Copa en Sevilla, siendo campo rival y haciendo un gran partido se ganó pero con un resultado insuficiente. El Camp Nou es un escenario favorable aunque, el Inter no es el Sevilla de Jiménez.
Concluyendo, la eliminatoria está 70 – 30 para el Inter. El sábado vuelve la Liga y la obligación de ganar sí o sí al Jerez. El fútbol no para.
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Hace poco volví a ver los dos partidos de la Liguilla contra los italianos. En ambos el Barça fue terriblemente superior. En Milán el Inter intentó durante veinte minutos disputarle el balón al Barça, fue un espejismo que se disipó con una avalancha culé en lo que resto de primera parte y buena parte de la segunda, un meneo en toda regla. Lo más injusto de ese partido fue el irreal empate a cero del marcador. La vuelta en Barcelona fue todavía más correctiva para el Inter, perdieron por dos a cero en un partido en el que ni siquiera plantaron cara, encajando los dos goles en la primera parte sin hacer gala de la seguridad defensiva que se les supone a los equipos italianos. ¿Qué esperar del partido del martes? Espero un Barça ambicioso pero no sé que Inter veremos. El Barça es mejor equipo que el Inter de aquí a Roma pero no puede perdonar como lo hizo en la liguilla en septiembre. Me preocupa que se extienda el marcaje antifutbol a Xavi, sin Iniesta, es aún más clave su papel en la creación, el pulmón del equipo. De todas maneras confío mucho en el retorno de Zlatan, conoce mejor que nadie el fútbol italiano y como se mueven los defensas allá. También confío en Messi, con su rapidez puede hacerles unos cuantos rotos a los defensas del Inter, muy contundentes pero lentos. El estado de forma de Piqué en defensa inspira mucha confianza para detener a Milito y E´too. En general soy optimista ante el choque, un partido de máxima exigencia donde debemos ver a un buen Barça (el mejor Barça sólo se puede ver con Andrés en el campo) ir a por el partido si quiere optar a defender el título en Madrid. De todas maneras creo que el partido se decidirá en Barcelona, un empate en Milán sería bueno para el Barça, el perder obligaría a remontar y con la Liga en juego sería una faena.
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Y EL VECINO INCOMODÓ
Tremendo partido el que pudimos ver el sábado en Cornellá. La tarde fue dura en el campo y dura para una sencilla aficionada como es mi caso. Tengo por (mala) costumbre ir al mismo bar a ver los partidos del Barça cuando estoy en León y no puedo verlos en casa o no he quedado para verlos en compañía. Es un bar que me queda muy cerquita y al que solía ir con mi hermano cuando estaba aquí, allí vivimos los mejores momentos de la Era Ritjaard y supongo que por eso le tengo cierto aprecio. Los dos últimos partidos que ví en dicho bar, ya olisqueé ambiente madridista pero limitado a un par de criajos maleducados, contra los que ya me despaché a gusto por aquí. Ayer la expectación era mayor, sólo “habíamos” dos culés entre unos nueve o diez madridistas. Es muy duro ver un partido en esas condiciones básicamente porque no hay fairplay, es el típico ambiente de tasca en el que como entres al trapo terminas tirándole la silla o la mesa al de enfrente, un ambiente de extremos entre crios de 11 ó 12 años que todavía no tienen sentido crítico ni capacidad de análisis y que se limitan a repetir las cantinelas que leen en las biblias deportivas y en la radio (maldición, ¡leen a Inda! que monstruos estamos creando...) y luego, para subir el nivel, estaban los típicos jubilados tragando tapas, soltando tacos y fantocheando soltando unas sandeces de las que hacen persignarse hasta a un musulmán. La imagen típica de la España cañí inculta, cutre y .... madridista (hay mucho madridismo señor y elegante). Total que al gesto torcido con el que ya sales de un partido en el que tu equipo empata cuando se está jugando la Liga se une el cabreo con el que sales después de pasar casi dos horas rodeada de imbéciles. En resumen que me fui para casa con una violencia interior horrible, me costó hasta dormirme, no del recuerdo del partido, sino por la contención que tuve que hacer en el bar y que me seguía reconcomiendo por dentro. Me recuerda lo malo para la salud que es el fútbol y las situaciones irracionales que genera. Una tarde tranquila y normal puede terminar en una noche de malas caras, malas contestaciones y malos sueños sólo por lo que han hecho unos cuantos tipos en un campo de hierba a miles de kilómetros y las consecuencias que eso ha generado. Nunca he sido demasiado ambiciosa con mi vida, ni quiero ser rica, ni famosa ni nada, sólo quiero tener un trabajo que me permita sentirme realizada (casi ná y, lo más importante, que me permita pagarme el plus para verme los partidos en casita, relajada. Cuando lo consiga, seré feliz.
Después de este desfogamiento de las líneas anteriores, infumable y que nadie será capaz de leerse pero que necesitaba hacer, vamos con el partido. Partido duro, con muy poco fútbol, marcado por una serie de circunstancias que creo que determinaron el empate. Partimos de una primera parte imponente del Espanyol, con una presión arriba muy fuerte, marcaje a Xavi, líneas muy juntas y mucho juego por las bandas intentando buscar las espaldas de los defensas del Barça, en un planteamiento brillante de Pochetino excelentemente realizado en el campo por sus jugadores, que secaron el juego del Barça pero que no lograron materializar ninguna de las ocasiones de gol que generaron en la primera parte. Esta fue la mejor noticia para el Barça del primer tiempo. La alineación que Guardiola preparó para Cornellá recordó a la del Bernabeu, contención atrás con Puyol de lateral y Piqué y Milito como pareja de centrales, en esta ocasión Alves se mantuvo como lateral y fue Maxwell el que hizo las veces de interior. El experimento de probar con los laterales de interiores tiene su origen en la realidad de que Henry ha desaparecido, un jugador que tenía un rol importantísimo en el equipo el año pasado, esta temporada no está. Puede dar gracias Guardiola a la espectacular y sorpresiva aparición de Pedro, que le ha dado una alternativa de juego de banda. Pero Pedro le da una opción en una banda, la otra sigue desaprovechada jugando como ayer Messi centrado como referencia en ataque. Guardiola buscaba ensanchar el campo con jugadores en banda que dieran salida a la batalla que presentaría en el mediocampo. La lectura del partido era buena pero el planteamiento dio cero resultados. Dejando al margen que uno de los dos tiros a puerta que debió de hacer el Barça en toda la primera parte fuera de Maxwell (bagaje muy pobre para un equipo como el Barça), el brasileño estuvo inédito, apenas le llegaron balones y creo pocos espacios. Lo mismo podríamos decir de toda la línea ofensiva, Messi, Pedro, Xavi. Pero no vamos a confundirnos tampoco, el gran problema del Barça ayer en el partido fue que no se jugó al fútbol, faltas constantes que interrumpían el juego continuamente. Pochetino sabía que así se seca al Barça, es una manera ruda y tosca pero efectiva, si no hay fútbol no hay Barça. Con lo sucedido este fin de semana a los inventores del Villarato les tiene que durar el sonrojo un par de semanas, por lo menos.
Decía antes que lo mejor para el Barça de la primera parte era que el resultado seguía en tablas, gracias a unos imponente Valdés y Piqué (el Piqué lleva un par de semanas espectaculares). No diré que el partido estaba donde lo quería al Barça al comienzo de la segunda parte pero casi, casi. El Espanyol se había desgastado muchísimo en la primera parte y que mantuviera ese nivel de presión en la segunda era impensable, 10 minutos más, vale, 15 quizás, bien, pero terminaría desfondándose, el Espanyol no es el Chelsea por mucho que les arrope la grada. Pero he aquí que será tras esos diez primeros minutos cuando se rompe el partido por dos hechos, para mí, claves. Primero, los dos cambios de Guardiola. Como vería la cosa , que Guardiola que suele apurar bastante los cambios, casi nunca antes de mediada la segunda parte, hace un doble cambio tempranísimo. Aquí se combinaron mala suerte y cierto desacierto. Hacer entrar a Henry (vale, en el banquillo no es que hubiera mucho más...) como factor desequilibrante por la banda tras muchos partidos sin apenas contar, parecía algo arriesgado, más natural era dar entrada a un más habitual y en mejor forma Bojan y mover a Lio más a la banda. Pero lo que condicionó del todo los cambios y el partido fue el segundo elemento clave, para mi el más importante, la expulsión de Alves. Cuando el Espanyol reculaba y empezaba a fallarle el fuelle el Barça se queda en inferioridad. Dejo de lado que para mi la segunda amarilla es excesiva (no fue ni falta como para ser tarjeta), el árbitro se puede equivocar y más en un partido tan tenso, en un estadio que es una olla a presión estas cosas pasan. Hubo mala suerte porque fue poco después de los dos cambios, lo que le obligó a volver a reorganizar el equipo. Sin Milito ni Alves, Busquets se tuvo que colocar de central, Maxwell ya se había reposicionado como lateral y Puyol volvió a la banda. El Barça perdía a un hombre importante en el mediocampo y quedaba en inferioridad en una zona fundamental, no había alternativa tras haber sacado del campo ya a Touré y a Milito. Total que la expulsión igualaba de nuevo la situación. El equipo contra las cuerdas y la inspiración no llegaba. Messi muy chupón, poseído en algunos momentos por una especie de espíritu CR9, intentaba hacer la guerra por su cuenta, demasiado centrado y muy marcado, lograba zafarse pero en posiciones de poco peligro, sin posición clara de disparo. Sólo cabe recordar un par de buenas combinaciones con Xavi, cuando combinaron crearon peligro. En éstas, a cinco minutos del final salió Ibrahimovic para intentar desatascar la situación. Apenas tuvo tiempo de nada, tras la inactividad no se puede decir que el poco tiempo que estuvo en el campo lo hiciera mal, un par de jugaditas pero tampoco creo peligro, ni le buscaron ni le encontraron. Salió demasiado tarde aunque se puede entender que Pep no quisiera arriesgarle recién salido de la enfermería. Así terminó el partido, con empate sin goles y casi dando gracias por un punto que puede ser valioso a la vez que da la sensación de que el pinchazo que se podía permitir el Barça en la Liga llega demasiado pronto y da moral al Madrid, que ve como en una semana se ha vuelto a reenganchar a la Liga tras su victoria contra el Valencia, seguramente ni ellos esperaban verse tan pronto de nuevo al acecho. Mucha Liga y mucha tela que cortar. Por de pronto, Champions el Martes contra el Inter de Mou.
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PARTIDO CÓMODO TRAS LA BATALLA POR LA LIGA
El partido del martes tenía cierta trampa. Tras la victoria en Madrid, existía cierta euforia desbordada entre los aficionados, era un partido en casa contra un rival menguado que parecía ganado de antemano. La victoria en Madrid parecía que había finiquitado la Liga pero los tres puntos contra el Depor eran tan esenciales para afianzar el liderato como los tres en Madrid.
El Barça salió con variantes en el equipo titular, donde volvió a jugar Jeffren y Bojan (a los que parece que Guardiola prefiere usar arropados en el calor del Camp Nou). El Depor, con todas las bajas que ha sufrido a lo largo de los últimos meses es un equipo que se ha debilitado mucho y no dio muchas sorpresas, en la primera parte fue arrollado por el Barça. No fue para menos, el juego de la primera media hora del Barça fue sensacional, combinación y precisión, con continuas llegadas peligrosas al área de los coruñeses, fueron tantas las ocasiones creadas que la primera parte pudo haberse saldado con una goleada escandalosa, pero no se materializó, fue Bojan en la parte final de la primera parte el que abrió el marcador en una buena jugada de combinación con asistencia de Jeffren. Y así se llegó al descanso. La segunda parte fue mucho menos vistosa, el juego del Barça no brilló y aunque el Depor no inquietó demasiado si tuvo su par de llegadas para empatar, incluso, el partido. Pocas historia más tras el segundo y el tercer gol. Bueno, la historia de la espectacularidad del chicharro del chicharrero Pedrito, desde más de cuarenta metros, pegándole de primera y haciéndola entrar si botar previamente cerca de la escuadra. Buenas sensaciones del equipo que afronta dos semanas vitales (llevando a las espaldas otras dos de igual importancia saldadas con nota) en Liga y en Champions. Dos partidos de máxima exigencia, a escala local, la visita a los incómodos vecinos, y a escala europea, el conseguir un buen resultado en Milán para poder resolver la eliminatoria en casa. Casí ná.
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Existe un jugador del Madrid al que no soporto desde hace tiempo, diría que desde siempre, el ínclito Sergio Ramos. Los motivos son variados y muchos de ellos evidentes. Su imagen chulesca, su expresión poco agraciada y su gesto brusco en el campo no son de los que levanten precisamente pasiones. Deportivamente, su progresión se detuvo en los 19 años, es un jugador que prometía mucho en el Sevilla que parecía que iba a arrasar en el Madrid y tras su primer par de temporadas ahí se quedó estancado. Por mucho que le pese a sus defensores periodistas, no es uno de los mejores laterales del mundo, destaca en la selección española en un puesto mal cubierto, quizá de los más flojos de la selección, nadie le disputa el puesto (quizá esa haya sido una de las claves de su acomodación, tanto en el Madrid como en la selección). Recuerdo su desastrosa Eurocopa en el 2008, jugamos unos cuantos partidos con 10 hasta que parece que se entonó o lo entonaron. El pasado sábado en su partido contra el Barça no tuvo que terminar el partido. No sólo tuvo acciones sucias en disputas por el balón merecedoras de dos o tres amarillas, intentó expulsar a Messi en una acción de una antideportividad inaudita. Messi, con tarjeta amarilla tras controlar un balón ayudándose del brazo, hace falta, Ramos la saca rápidamente e intenta darle a Messi con el balón para que el árbitro sancione al argentino por no haber respetado la distancia en el lanzamiento de la falta. Muy sucio, ya perdían uno a cero tras una jugada de habilidad de Messi y pensó que esa era la solución, eliminar al rival, no intentar superarle. Bochornoso.
Me da igual que ahora marqué tres goles en cada partido (ni en sus mejores sueños), es un jugador que no me gusta, sobrevalorado porque tiene muchos colegas entre los periodistas bandera de la prensa madrileña que sólo se atreven a “criticarle” cuando hace pifias “intapables” a pesar de lo cual siempre le justifican y le hacen vivir de las rentas (que si se jugó el físico en el pasado por el club, etc.). Allá ellos y él, no es ni una sombra de lo que fue y de lo que pudo ser.
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El derbi del sábado resultó ser un partido poco lucido en el que algunas de los pronósticos a priori se vieron volteados. Comentaba en la antesala del duelo que la principal cualidad del Madrid era su pegada. Resultó que el Barça le ganó al Madrid con su propia medicina. Un par de acciones rápidas, tirando de la velocidad, regate y efectividad de sus delanteros y de la superclase del mejor jugador español de la historia (Segurola dixit), Xavi Hernández. El partido se finiquitó así, con dos acciones del Barça en un partido en el que el Madrid lo intentó, llegó, tuvo sus oportunidades pero no definió.
La primera de las grandes sorpresas de la noche nos la llevamos con la alineación que sacó Guardiola en el Bernabeu. Una de esas alineaciones en las que la expresión Guardiolada toma carta de naturaleza. Tomándose precauciones ante la rapidez y efectividad de la delantera merengue, Pep decidió colocar a Milito junto a Piqué como pareja de centrales y desplazar a Puyol al lateral, tras su buena actuación en esta posición en el partido contra el Athletic. La idea no era trasnochada. Con dos laterales tan ofensivos como Alves y Maxwell a los que los delanteros les suelen coger la espalda, la opción de reforzar la defensa con una línea de cuatro en la que tres eran centrales era una medida de seguridad, al menos, entendible. No fue lo más sorprendente de la alineación, Alves, que había provocado la amarilla ante el Mallorca para poder estar en el derbi se vio relevado de su puesto natural pero no se quedó en el banquillo, Guardiola lo colocó de interior. Contra el Athletic, partido de múltiples experimentos, ya había probado colocando a Maxwell de interior. Aquí probó con Alves, al que le tocó acompañar en el ataque a Messi y a Pedrito. Inaudito, ni Bojan ni Henry en el equipo titular (lo de Henry parece ya caso perdido). El Barça presentaba un equipo sin excesivas variantes tácticas en el dibujo en sí, 4-3-3, pero sí de fondo, con una colocación de los jugadores novedosa. Colocar a un defensa, ofensivo, pero defensa, como interior no tenía más interpretación que una vocación de contención por esa banda, por la que suele caer Cristiano Ronaldo, es decir, reforzar las ayudas. Podría interpretarse que en algunos momentos el Barça llegaría a jugar con tres centrales, retrasándose Alves y volviendo a su ubicación natural en el lateral.
Las dudas en cuanto a la respuesta de esta alineación no eran menores. Un Barça con notables bajas (Iniesta, Zlatan, Abidal) en una plantilla de por sí corta, salía en el Bernabeu con dos únicos atacantes puros, Messi y Pedro. Lo sorprendente del asunto es que fue suficiente. La primera parte se inició con un Madrid agresivo, atacando (un corner a los pocos segundos), presionando muy arriba y con la defensa muy adelantada. El Barça, por su parte, colocado como siempre, no lograba sentirse cómodo en el campo, su juego era impreciso, consecuencia de lo cual se producían pérdidas rápidas del balón, y apenas se llegaba arriba. Las líneas no conectaban, la presión intensa del Madrid impedía que el Barça se hiciera con el balón y el control del partido. Es curioso, a pesar del dominio inicial del Madrid y de haber creado ocasiones de peligro la sensación de tal peligro no era excesiva, el Barça parecía seguro atrás. No era el Madrid arrollador de esta temporada en que cada llegada al borde del área rival era poco menos que ocasión de gol. Nada que ver. Me recordaron, salvando las distancias, a los primeros minutos de la final de la Champions del año pasado contra el Manchester (el acoso del Manchester fue más intenso quizá, un Barça muy seguro en contención y poco elaborador, agazapado a la espera del bajón del rival. Parte del paralelismo viene por la figura común en ambos encuentros de Cristiano Ronaldo, tan participativo y activo como negado y excesivamente individualista en ambos partidos. Desecado por un mismo hombre, más que nunca, Piquémbauer. Y continúa constatando una curiosa y molesta realidad, en los grandes partidos no termina de responder. Recuerdo la final de la Eurocopa en el 2004, donde era un joven con aspiraciones de gran estrella, que su país perdió en casa, era muy joven pero no lideró a su selección. Si recordamos sus dos últimas finales de la Champions podemos ver lo mismo, la que ganaron frente al Chelsea no fue por su buen partido, penalti fallado en la tanda decisiva, incluido. Contra el Barça se repitió la historia al año siguiente. No se muy bien las razones, porque calidad tiene pero todavía no ha llegado a completar un buen partido en las citas grandes de verdad lo cual, indudablemente, genera cierta sorpresa.
Volvamos al encuentro. Tras los diez primeros minutos de dominio madridista el Barça empezó a controlar más el balón y el partido y comenzó a avisar con varias llegadas peligrosas de manos de balones de Xavi, rey del mediocampo. Jugadas más rápidas y con menos toques de los habituales, más verticalidad y búsqueda del regate de los desequilibrantes (Messi y Pedro). El Madrid por su parte, como solución optaron por dar bastante leña de la mano de expertos en la materia como Sergio Ramos, que no debió de terminar el partido, lo mismo que Xabi Alonso (tras este partido podría venirme arriba, ser ventajista y repetir que siempre me ha parecido un jugador sobrevalorado y que de la comparación con el Xavi con uve sale ridiculizado, él y cualquiera, dicho sea de paso). A veces, me da la sensación de que cuando hablamos de que el Barça no juega a su nivel porque no circula el balón con esa rapidez y fluidez tan característica, perdemos un poco la perspectiva. No todos los rivales permiten que se creen espacios y dejan que el rival se adueñe del balón, por tanto, no todos los partidos se pueden jugar de la misma manera. No se trata de traicionar un estilo, una filosofía de juego, sí de adaptarla para superar las dificultades y superar al rival, es necesaria una flexibilidad que permita contar con un factor sorpresa. El fútbol es una suma de muchos factores.
A todas éstas, en un momento de intercambio de golpes en torno a la media hora, en una acción rápida y de listo de Messi, combina con Xavi que le da un pase elevado medido que el argentino controla y orienta con el pecho y remata haciéndola botar contra el suelo y superando a Casillas. La jugada sorprendió a la zaga madridista, hasta entonces bastante segura y rompía el partido a favor del Barça. La situación forzaba al Madrid a venirse arriba para remontar el partido. La primera parte terminó sin mucha más historia tras el gol. Una última lectura sobre la primera parte y sobre el Barça. El experimento de la alineación con Alves de extremo no dio buenos resultado, el brasileño desubicado y muy perdido apenas apareció y no benefició nada al equipo, fue casi echar a perder esa posición y a un jugador importante que tampoco se encuentra en su mejor momento de juego.
La segunda parte comenzó como se preveía, con el Madrid buscando el empate, numerosas llegadas y el Barça seguro en la contención y con un Valdés derrochando confianza en la portería, atajando todo lo que le llegaba. Tras los primeros seis o siete minutos Xavi comenzaba a tocar el balón sin demasiado atosigamiento y el Barça comenzaba a combinar. De hecho, justo antes de que Guti saliera al campo para intentar dar lustre en forma de pases a los espacios a sus delanteros, Messi y Xavi combinan en el mediocampo y éste último le da un pase al espacio a Pedro que el tinerfeño con un control orientado en velocidad perfecto y una definición con la zurda excelente (muy característica suya) terminan en el segundo gol del Barça. A partir de aquí, el Madrid comenzó unos diez minutos de acoso y derribo en los que los delanteros blancos parecían desesperados y fuera del partido y el resto de jugadores que llegaron en posiciones más o menos francas, fueron incapaces de definir (caso más claro el de Van der Vaart sólo ante Valdés). Ya en los últimos diez minutos el Madrid parecía haber agotado prácticamente toda su gasolina y los cambios (Raúl y Benzemá entraron con más ganas y ansiedad que con peligro y claridad.
La sensación que quedó al final del partido fue que el Barça estuvo cómodo en el Bernabeu y que leyó bien el partido. Hizo un partido serio, no brillante y definió con una autoridad aplastante (con todo lo que se ha dicho de la menor capacidad goleadora del equipo sólo han terminado un encuentro en lo que va de Liga sin marcar). El Madrid por su parte no mostró su mejor cara, se dijo que jugaba bien, que le quitaba el balón al Barça en algunos momentos del partido pero no definían, se veían forzados a tirar desde lejos, lo que reducía la peligrosidad de sus acciones y sus delanteros no tuvieron el día, lo cual baja el nivel del Madrid un escalón. Si en un partido tan importante, al menos de cara a la galería, en tu casa con el apoyo de tus aficionados, no das tu mejor nivel... Esto me ha hecho recordar la corriente coletilla de que los equipos que juegan contra el Barça no dan el nivel, se suele decir arguyendo que salen ya vencidos no valorando que quizá el Barça tenga algo que ver en que los equipos rivales no desplieguen su mejor juego ni sus mejores armas contra ellos, igual no es casualidad. Para terminar, una curiosidad, contra el Athletic de Bilbao Touré Yaya mereció ser expulsado por el cabezazo a Javi Martínez, no jugó contra el Madrid. Pudiera parecer que Pep dicta su propia justicia, compensó.
Con esta victoria el Barça recuperó el liderato, da un manotazo en la mesa y recobra su condición de favorito a ganar la Liga. Por delante todavía siete partidos, muchos puntos y salidas complicadas, con la cierta confianza que da el permitirse un tropiezo, que con la carga de partidos que tiene el equipo no sería algo extraño, más con tres salidas contra Espanyol, Sevilla y Villarreal complicadas y con enfrentamientos directos con equipos que se están jugando la vida, a estas alturas de temporada el descenso está muy poco definido todavía este año. El Madrid tiene salidas más cómodas, a excepción de Mallorca, también se habla de Zaragoza, pero los maños, que están entonados en los últimos partidos, son tan blanditos en defensa que, personalmente opino que el Madrid los puede acribillar. Almería no será una salida cómoda y darán la talla de si la derrota del sábado les ha afectado más o menos, un tropiezo sería letal. De lo que le queda en casa Osasuna si tuviera algo que jugarse es un rival muy incómodo, e igual el Athletic si lucha también por Europa (Champions) puedan incomodarle, aunque son dos equipos que son muy fuertes en sus casas y muchísimo menos lejos del arrope de su afición. El Valencia es tan irregular y tan inseguro atrás que necesitaría un día muy inspirado para hacer algo en el Bernabeu y viendo el estado de forma de sus jugadores nada hace pensar que puedan plantar cara en el Bernabeu (los veo como un Sevilla v.2). La Liga continúa y promete emociones fuertes. Ya que como decía Winston Churchill “El éxito nunca es definitivo” (título, a su vez, de un excelente y recomendable libro del historiador G. Parker)
P.D.: Malignamente, he de reconocer que me lo pasé bien viendo el partido por la Sexta, ver a Antonio Esteva y a la Guash mordiendo el polvo no tiene precio (es de justicia con todo lo que hay que aguantarles el tener un momento de desquite). El grito orgásmico de Esteva en el gol anulado a Raúl, la reclamación del control con la mano en el gol de Messi al margen de sus ya tradicionales expresiones de emoción y lamentación con las ocasiones generadas por su equipo y su amor incondicional por Cristiano Ronaldo. Andrés Montes sería un comentarista poco ortodoxo y generaba filias y fobias pero al menos era divertido y menos parcial, porque al excomentarista de Real Madrid TV parece que no le han debido decir que ahora la emisión es para toda España lo cual implica distintas sensibilidades al otro lado del televisor.
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Mañana tenemos el enésimo partido del siglo. Esta vez quizá sea distinto. El circo mediático ha sido tremendo, el mayor de los últimos tiempos, aunque quizá la expectación creada tenga más sentido que en otras ocasiones. No recuerdo un Madrid-Barça al que ambos equipos llegaran tan igualados en la clasificación, empatados a puntos (no lo recuerdo yo ni la mayor parte de la población, la única vez parece que fue en la temporada 1951-1952) y con un currículo en la Liga a sus espaldas ambos tan espectacular.
El motivo de esta entrada es recoger algunas sensaciones ante la especial cita de mañana, por una vez anticiparme a un partido y no limitarme a comentarlo a posteriori. Siempre ante este tipo de partidos está la eterna pregunta de quién es el favorito. Los datos son bastante claros. El Madrid es el líder y juega en casa, por tanto es el favorito. Parece que el favoritismo blanco se ha visto un poco diluido por las dos espectaculares semanas culés en Europa, donde ha arrollado con un juego espectacular y ha recordado a los mejores momentos del Barça del año pasado, incluso, en los ya míticos 15 minutos en el Emirates, es posible que se superara. Y por supuesto, por el efecto Messi, al que le ha dado por marcar goles de tres en tres (ahora hasta cuatro). Para mí todos estos elementos no cambian demasiado el panorama, por una verdad que se cumple en 4 de cada 5 “clásicos”, siendo el del año pasado la excepción. Los Madrid-Barça y viceversa, no son partidos que respondan a la razón, son imprevisibles y es vieja tradición que no gane el que mejor llega, el teórico favorito.
Es una evidencia que es el derbi más igualado de los últimos tiempos, la estadística, esa ciencia tan sobrevalorada, así lo dice. En el campo veremos a dos equipos muy distintos, en casi todo. El Madrid sigue sin jugar como un equipo, y es difícil que lo logre con el perfil de jugadores con los que ha configurado la plantilla. No es algo personal contra Cristiano Ronaldo, quien haya seguido su carrera podrá convenir conmigo en que es un jugador muy desequilibrante, con muchas cualidades y que condiciona el juego del equipo, va por libre, y le va bastante bien así, dicho sea de paso, a él y a sus equipos, pero no responde a un papel determinado en el equipo, no es una ficha más. Es tan fácil de ver cómo pasar revista al “estilo” del Manchester de los últimos dos años. Lo que distingue a este Madrid son tres rasgos, diría yo. Una pegada brutal, los datos de disparos a puerta y goles de Higuaín son impresionantes, su efectividad intimida. A él le unimos a Cristiano Ronaldo, con su contundente golpeo de balón desde prácticamente todas las distancias y su desequilibrante presencia en ataque, en goles esta temporada tampoco se queda cojo. Otra de las claves de mejora del Madrid se ha producido en defensa, le han mejorado los nuevos nombres pero también una mejor preparación táctica, encaja menos goles y concede menos oportunidades de gol, de todas maneras me parece una línea que dista de ser infranqueable. En tercer lugar, está la presencia en el medio campo de Xabi Alonso que ha supuesto una gran mejoría del equipo en el manejo del balón, no sólo un toque de calidad, sino un toque de estrategia, es un jugador capaz de manejar un partido (a todas estas he de reconocer que siendo un buen jugador siempre me ha parecido algo sobrevalorado). La “resurrección” de Van der Vaart le ha dado un desequilibrio y una capacidad de generar pases que tampoco tenían (es un jugador irregular pero a mi siempre me ha gustado mucho) si exceptuamos las intermitentes apariciones de Guti.
En frente tenemos a un Barça que si por algo se define es por su juego de equipo. Diría más, cuando realmente la máquina funciona es casi imposible de parar pero necesita tener bien engranadas todas las piezas. Es la única duda que tengo para el partido de mañana. No sólo falta una referencia definida arriba (temo que echaremos de menos a Ibra, muy incómodo de marcar para los defensas) sino que algunos de los ejes del equipo vienen de lesiones, como es el caso de Iniesta o Piqué. Tengo curiosidad por ver como resuelve Guardiola la baja de Ibra en ataque, no veo a Henry titular, más a Bojan y puede que Messi haga de falso “9”, dudo que lo fije en una posición, lo dejará libre para que deambule y desequilibre... aunque el año pasado hizo de delantero y no fue mal. No me atrevo a decir dónde estará la clave del partido, cualquiera lo sabe, pero no es difícil adivinar que cómo el Barça controle el mediocampo tendrá bastante camino andado. Si Xavi e Iniesta funcionan será buena señal para el Barça y mala para el Madrid, si sucede al revés, se invertirían los beneficiados y perjudicados.
Mis sensaciones personales ante el encuentro, como culé son positivas pero huyendo absolutamente de triunfalismos y de euforias trasnochadas. Lo he repetido en todos los comentarios de partidos anteriores, siento ponerme pesada, este equipo me inspira confianza. En las grandes citas siempre ha dado la talla, es regular, fiable. ¿Eso quiere decir que va a ganar mañana? Pues no, quiere decir que sé que va a salir a ganar, que lo va a intentar y que tiene serias opciones de hacerlo. Dudas tengo, Alves y Pedro llevan unos cuantos partidos algo desconectados y son dos de nuestros titulares indiscutibles, Maxwell es peligroso en ataque, pero a veces también en defensa y mañana va a tener mucho trabajo... Abidal es un seguro, no nos hubiera venido mal. A Bojan le falta experiencia y lleva una temporada irregular... El Barça no llega en las mejores condiciones en ese sentido, hay bajas, pero con Xavi, Iniesta, Piqué, Puyol, Touré, Bousquets y Messi hay suficientes garantías. Queda menos de un día para saber cómo termina el duelo. Si gana uno de los dos, no tendrá ganada la Liga pero el golpe psicológico será importante. El empate dejará todo más o menos igual, con cambio de líder, pero la lucha por el título seguirá igual de abierta. Sólo siento una cosa, que el partido lo dé la Sexta y tener que sufrir la narración de Esteva y a la insoportable Susana Guash, puaj.
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El Campeón muestra las garras
Qué curioso, en dos partidos consecutivos el Barça repitió marcador y victoria 4-1, en dos partidos que poco tenían que ver en importancia y en cuanto a rival. Un Barça “experimental” ganó cómodamente en casa al Athletic, en un partido importante según está la Liga pero no decisivo. El martes el actual campeón de Europa se jugaba el ser o no ser contra el Arsenal. Comentaba yo en una entrada anterior del blog, que no debía de ser un partido excesivamente complicado para el Barça, visto lo visto en Londres, una superioridad culé aplastante aunque no reflejada en el marcador, vistas las bajas importantísimas del Arsenal para la vuelta y, no menos importante, el punto a favor que siempre supone jugar en casa. El contundente marcador refleja de modo claro la diferencia de fondo entre ambos equipos, el Barça es superior 4-1 al Arsenal en conjunto, y yo me atrevería a decir, que es un marcador que puede ser justo con lo visto en el global de la eliminatoria, no tanto en el partido de vuelta. El Arsenal aprendió la lección de la ida y sorprendió con su planteamiento en el Camp Nou. Marcajes a los hombres clave que les menearon en Londres: Xavi y Busquets. Otra cuestión que aprendieron fue la presión, muy arriba e intensa durante todo el partido. El Arsenal plantó cara a los de Guardiola renunciando a su estilo, era inevitable. Intentaron aprovecharse de sus mejores armas en ataque, verticalidad y rapidez, armando contraataques veloces tratando de ganar la espalda de los defensas culés y superarles con su rapidez. Uno de ellos funcionó, recuperación en el mediocampo, cogen a los centrales barcelonistas descolocados y el gigantón Bendtner supera a Valdés, adelantando a los gunners en el partido y en la eliminatoria. Primera llegada, primer gol. Hasta este momento el Barça había creado un par de ocasiones con peligro pero su juego estaba siendo más irregular consecuencia de la presión de los ingleses, que no daban espacio a los mediocampistas culés e impedían que el balón circulara con fluidez, nada que ver con la exhibición de los primeros 17 minutos en Londres. Este Barça es tan grande que está cambiando incluso los estados de ánimo colectivos de una afición, porque inspira confianza. El aficionado culé, si bien es cierto que no llega al extremo del del Atlético, está (estamos) acostumbrado históricamente a ser pesimista, negativo y conspiranoico. El Arsenal marca primero, pero el aficionado ya no ve fantasmas, diría que ni se pone nervioso, en noventa minutos el Barça es un equipo sólido y muy fiable. El martes fue tan fiable que a los dos minutos el 10, que tenía el día enchufado, decidió que no estaba bien crearles falsas esperanzas a los británicos. La cogió en la frontal del área y la enchufó por la escuadra. Era sólo el empate pero también el aviso de que estaba inspirado. Y así fue, otro partido que ha quedado monopolizado por la figura de Messi. Por cuatro goles a uno ganó el Barça y los cuatro los marcó él. Otra exhibición del argentino y ya hemos perdido la cuenta de cuantas lleva esta temporada. El ritmo de competición al que tiene que hacer frente este Barça es tan brutal que la percepción del paso del tiempo se ha dilatado. Messi llevaba un par de partidos un tanto desaparecido, parecía que hacía tiempo que no se le veía estelar en el campo, habían pasado poco más de dos semanas desde su exhibición en Zaragoza y parece que eso pertenece a un tiempo ya histórico.
No pretendo hacer aquí una Oda al rosarino, destacar sus virtudes y ponerme empalagosa, porque el juego de Messi no es empalagoso, es eléctrico, preciso y denota compromiso con el equipo. Sólo me detendré en el primer gol, remontándonos unos segundos atrás al comienzo de la jugada, Messi pierde un balón en el mediocampo rival que permite que se monte una pseudocontra, baja a ayudar en defensa, tras la presión de sus compañero es él quien recupera el balón con el que se inicia la jugada de su gol, mientras sus compañeros lo circulan él sube a ocupar su posición, la toca en el centro del campo, ahí interviene Pedro que se la devolverá ya cerca de la frontal, en posición ya centrada se hace una pared con uno de los defensas rivales coge posición de tiro y la clava por la escuadra. Un golazo, estéticamente y en un momento muy importante del partido, cuando el Arsenal se adelantaba, un golpe a los ingleses que sólo habían aguantado por delante en el marcador dos minutos. A partir de aquí el partido se descontroló, ataques de unos y otros pero con una sensación de peligro real muy distinto así llegaron el segundo y el tercero del Barça que sentenciaban la eliminatoria en una primera parte preciosa. La segunda resultó más decepcionante, se bajó la intensidad ofensiva, el Arsenal lo intentó pero el Barça controlaba más o menos cómodamente el partido (hubo imprecisiones en defensa pero la nota con la que Márquez y Milito salieron del envite fue de notable alto). Poca historia más se vio, el cuarto de Messi. Debió de pensar que lo de terminar otro partido con un hat-trik, era una vulgaridad, tenía que meter cuatro. Dicho y hecho, en una jugada en la que tenía a Keita como pase de gol fácil, decidió tirar para adelante a por el cuarto, a la primera Almunia se la paró, se detuvo unas décimas de segundo para pensar cómo colarla, entre las piernas. Gol. Pichichi de las Champions. A monopolizar los telediarios y las tertulias radiofónicas.
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El partido del sábado en el Camp Nou contra el Athletic era, a priori, un partido fácil para el Barça, arropado, en el casi inexpugnable Camp Nou, por su gente, tras la exhibición del miércoles en el Emirates. El típico partido trampa, donde todo parece favorable para que el equipo gane, bien dice el dicho que todas las rosas tienen espinas. Las dudas que a mi me planteaba el partido contra el Athletic partían de la solidez del rival, el Bilbao es un equipo en crecimiento, que por su estilo de juego tradicional tiende a hacer partidos duros, y lo más probable es que viniera a cerrarse atrás, al estilo Osasuna (con las dificultades que acarreó el Osasuna hasta que se abrió la lata). Y a las dudas se unían las bajas culés y el equipo que sacaría Guardiola teniendo por delante una semana tan complicada. A la obligada baja de Alves por sanción se unía Iniesta, KO desde Mallorca. Las alarmas se encendieron cuando Ibra se lesionó en el calentamiento y se quedaba sin nueve. Tras este contratiempo se conocía la alineación del Barça, inédita, en la que volvía Abidal, entraba Jeffren y Maxwell adelantaba su posición para ejercer de interior, mientras Bojan sustituía a Ibrahimovic. Y entraba nuestro ucraniano preferido ¡Chigrynsky!, que ha tenido muy poca presencia en los últimos meses, ha aprendido español y calentado banquillo. Después de su mala actuación, en especial, contra el Sevilla, Guardiola lo había dejado siempre fuera del equipo, quizá como manera de protegerlo de las críticas y de incidir en su progresiva integración en el equipo. Puyol de lateral, posición en la que empezó en el Barça. Total, que cuando nos sentamos a ver el partido en casa y vimos el equipo titular del Barça nos echamos todos las manos a la cabeza. Recordé la frase del Jordi Martín que recordaba los “mejores” tiempos de la Era Cruyff en los banquillos, pero aplicada a su discípulo aventajado, ¡Guardiolada! La alineación estaba plagada de “experimentos”. El partido salió bien y Guardiola victorioso, el partido se le complica y le llueven las críticas, y ganas, en determinados medios, le tienen y muchas.
Por lo demás el partido no tuvo mucha historia (se nota que no me tomé notas y ya se me ha ido de la cabeza bastante) porque el Barça marcó el primero pronto. Salió muy enchufado y el Athletic algo impreciso y lo pagó. De todas maneras, diría que el resultado fue algo engañoso. Fue una goleada pero el Athletic no fue tan inferior. En la segunda parte, sobre todo, dio la cara, presionó hasta el último minuto y creo peligro, en la medida de sus posibilidades. Jeffren, que ha entrado en la alineación en los dos últimos partidos de Liga frente a Mallorca y frente a Athletic, no sólo marcó y abrió el marcador contra estos últimos sino que ha demostrado descaro y un perfecto acoplamiento al equipo. Bojan Krkic tenía la difícil misión de sustituir a un Ibrahimovic enrachado, y respondió ante la cita con solvencia, marcando la diferencia que era lo que se le pedía. Entiendo que tiene que ser complicado para un muchacho tan joven, que no tiene continuidad en el equipo, llegar a cuajar y ser regular en ese rol de suplente en un equipo de primera fila, donde siempre se te exige gol, ya ni siquiera que juegues bien para el conjunto. Contra el Athletic estuvo bien, más sombrío contra el Arsenal. El cuarto gol del Barça fue de Messi, va a sonar a tontería y ventajista, porque ya ha pasado el partido contra el Arsenal y se ha visto lo que ha hecho, pero que marcara Messi me pareció muy importante. Llevaba dos o tres partidos sin hacerlo, pero no sólo eso, llevaba dos o tres partidos algo ausente y hasta tristón diría yo. Un gol siempre da moral y confianza y parece que al Messi se la debió de dar por un tubo, visto lo que sucedería tres días después, que ya es arena de otro costal, en este caso, de una nueva entrada en el blog.
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Esta semana vacacional, de viajes varios, empanada mental asociada a ellos, de reencuentros familiares y de muchísimo fútbol, ha hecho que vaya con un gran retraso en el comentario de los partidos culés habidos. Estoy exhausta de tanto “furbol”, me imagino como tienen que estar los que juegan... Estoy exhausta pero encantada, que conste, el problema es que quería comentar todos los partidos de forma ordenada, ya que los estoy viendo todos, ¡qué menos!, pero se me empiezan a acumular y ya mezclo unos y otros y al querer comentarlos por orden empiezo a olvidar los más recientes, tengo que revisionar los más lejanos (los de hace una semana me parece que ya hace un mes que se jugaron...), en fin...
Pero vamos con el partidazo del Emirates del último día “marziano”. En el caso de este partido sí me alegro de no haber escrito la “crónica”, válgaseme el atrevimiento de llamarle a estas “lineuchas” tal cosa, en caliente. Terminé el partido con un cabreo importante, jurando en arameo por lo que me pareció una escandalosa relajación del equipo y por dejar escapar un partido (léase eliminatoria) ganado y, también, porque no me gustaron los cambios, teniendo la sensación de que habían desequilibrado, para mal, el partido. Ilustraré el infantil cabreo con un ejemplo, tras el partido llamé a mi madre, no para hablar de fútbol sino para comentar los avatares cotidianos, típica costumbre diaria de los que somos expatriados, la conversación se resumió en un ¿qué tal estáis? al tópico “bien” de respuesta, se inició un diálogo monotemático sobre fútbol, que si qué mal los cambios y la relajación por mi parte, mi madre que tiene una extraña obsesión con las tarjetas amarillas y rojas y las faltas cebándose con Piqué y Puyol y despellejando a Fábregas (pobre). En fin, una conversación para grabar en cinta y enseñar en los colegios a los niños para ejemplificar lo que son hooligans radicales, en lo que no deben convertirse. De estos momentos de pasiones desatadas de las que luego en frío tanto reniegas.
Terminado el partido, contestados varios sms futboleros, llegó el ritual nocturno de la ducha y puesta del pijama, y “encaminación” a la cama. Qué obcecada terminaría yo el partido que tras esta terapia de relajación, me metí en la cama sí, pero con el portátil sobre la tripa y me puse de nuevo el partido, convenientemente grabado. La segunda vista me sirvió para dormirme a las tantas (cerca de las tres) pero también para releer el partido, fijarme en otros muchos detalles y recuperar el tono mental pausado y reflexivo. Leyendo la prensa, oyendo la radio, viendo la televisión, al día siguiente, no me llamó la atención los grandes titulares ensalzando el juego del Barça, en especial esos 17 minutos iniciales de ritmo endemoniado y nula recompensa de cara al gol. Podríamos entrar aquí en un debate de tan poca solución como el del huevo y la gallina y qué antecede a qué. ¿Jugó también el Barça o es que el Arsenal lo hizo muy mal? Casi siempre en el punto intermedio se encuentra la respuesta. El primer tercio del primer tiempo del Barça fue arrollador, volvió el juego de pocos toques, el dinamismo y la concatenación de llegadas al área del Arsenal, que fue avasalladora. Personalmente, lo que más me gustó, quizá, fue que todas las jugadas se terminaban, es decir, no sólo se robaba muy pronto el balón y muy arriba, se iniciaba la jugada con una circulación muy fluida, pasando por muchos jugadores y obligando a los del Arsenal al temido “persigue sombras” clásico del mejor juego culé, abriendo muchos espacios, sino que las jugadas llegaban sí o sí al área del Arsenal y terminaban sí o sí, también, en disparo desde posiciones francas, con lo cual la sensación de peligro era constante y no era sólo un control avasallador de la pelota sino que era un “knokeo” constante a la portería rival. El desconcierto del Arsenal ante la situación era patente. Desconcierto de todos por ver como tras unas 5 ó 6 ocasiones clarísimas de gol, de mano a mano, no entraba ninguna. Inmenso Almunia, un portero que siempre me ha parecido irregular y no especialmente brillante que debió de hacer el partido de su vida. Me parecieron más acierto de Almunia que desaciertos en ataque, vamos grandes paradas. El Barça ¿brillante en la primera parte? Sí, aunque tampoco diría yo que es el mejor Barça que he visto en la era Guardiola, el más “golpeador”, seguramente. El Arsenal ¿empanado y blandengue? Pues también, no me creo que Wenger no preveyese el acoso blaugrana pero por lo que fuera la presión de los “gunners” en la salida del balón en el primer tiempo fue casi nula, dejaban a los del Barça sacar el balón jugado desde atrás y empezaban a presionar ya en el medio campo. Esto con el Barça es casi un suicidio, los rivales este año, que tienen la lección muy aprendida no le dan tantos metros, con espacio el Barça menea a los rivales, volvemos al juego de los cazadores de sombras. Esto puede sonar a prepotencia, no es esa la intención, creo que es constatar una realidad que ya se vio el año pasado, los equipos que le juegan de igual a igual al Barça, tienen todas las de perder. En su estilo, el Barça es el mejor. Diré algo que me pareció percibir en vivo durante la primera parte y que no me gustó demasiado, tras los primeros 15 minutos me dio la sensación de que el equipo se sentía tan superior que se relajó un poco, parecía que bajaba un par de marchas. Creo que fue una percepción algo equivocada, no digo que el equipo no se sintiera superior pero no creo que lo que vino después fuera tanto una relajación como una lógica reacción del Arsenal, el rival también juega. No creo que fuera relajación porque todavía no se había marcado, la ventaja no era tal, quizá hubo más de eso en la segunda parte tras tomar ventaja en el partido.
La segunda parte empezó de manera algo extraña, el Arsenal entró mucho más enchufado, con mayor agresividad presionaba más arriba y se intuía mayor decisión y menos complejos para entrar en el cuerpo a cuerpo. Digo que se intuía porque a los pocos segundos de comenzar la segunda parte, en una acción rápida llega el 0-1, pase en profundidad de Piqué, carrera del sueco, media salida de Almunia y toque sutil de Ibra en una vaselina precisa que abre por fin un marcador que merecía haberse movido con mucha anterioridad y que parecía romper el partido. De hecho sí lo hizo, el partido se puso espectacularmente bonito, se convirtió en un toma y daca con viajes constantes de un área a la otra. Algo que me gustó mucho del Arsenal, y que es característico del juego de este equipo, es que a pesar del gol, a pesar de producirse en un momento psicológico tan importante, pillándolos en frío tras el descanso y, probablemente, rompiendo las previsiones que podían haber hecho para afrontar la segunda parte, el equipo no se vino abajo, jugó fiel a su estilo y sacaría beneficios de esta consecuente forma de jugar. En el minuto 60 el Barça parecía decidir la eliminatoria con el segundo gol de Ibrahimovic, un golazo. Me voy a deleitar. Espectacular el control y como se la coloca para el disparo y el latigazo que suelta, tremendo, le pega muy plano (disparo característico suyo) y con una potencia explosiva, por toda la escuadra, imparable. A partir de aquí se produce un fenómeno paradójico o no. El Barça, cómodo con el resultado se relaja un poco, llegan los cambios en ambos equipos, decisivos. Hubo relajación en el Barça, en la vertiente ofensiva, ¿cansancio? es posible. Guardiola quitó a Ibrahimovic, que estaba en estado de gracia y dejó en el campo a un Messi y un Pedro casi desaparecidos en la segunda parte, pundoronosos pero nulos, no les salía una y se desgastaban presionando con poca fortuna. Sólo entendí el cambio por reservar al sueco pero quizá Messi necesitaba más ese refresco en un partido bastante gris del rosarino, activo en la primera parte pero apagado en la segunda. Tal vez entraron en los cambios aspectos más anímicos que meramente tácticos. Henry parecía que tenía que salir sí o sí, su vuelta a casa, el aplauso esperado de la grada, el marcador era favorable con lo cual tampoco parecía un riesgo y se podía esperar cierta motivación del francés ante dicha cita. A Messi le gusta jugar todo, no estaba haciendo un gran partido y cambiarle podía ser entendible para reservarle pero también el seguir jugando en un partido con un resultado a favor tan claro, contra un equipo que no es pegón, y en el que con su calidad podía pillar alguna, podía suponer un extra de confianza para el argentino que ha estado gris en los últimos dos partidos y más en una de estas citas con tantos focos y repercusión. La cuestión es que todos estos cambios bienintencionados y con posibilidades reales de salir bien a priori, no diré que fueron decisivos, pero creo que terminaron por colapsar un poco al equipo. Henry nulo, increíblemente torpón, en un quiero y no puedo. Esta temporada se le ha criticado mucho, personalmente no le he visto “tan mal” cuando ha jugado, le falta la chispa del año pasado y el acierto de cara a puerta pero en anteriores partidos al menos lo intentaba, se le veía activo y comprometido. En el Emyrates fue una sombra que vagaba por el campo, una carga para el equipo que no fue capaz de dar salida al balón y no desequilibró en ninguno de los cara a cara que intentó. Todo esto ante el arreón final de un Arsenal que en los últimos 25 minutos acosó al Barça con tan buen resultado que consiguió empatar el partido. La verdad es que esos últimos 25 minutos fueron, en buena parte, un cúmulo de calamidades. A las ya apuntadas de los cambios, se puede sumar lo paradójico de que el Arsenal suele tener unos últimos minutos arrolladores en casa, algo previsible, pero que pareció pillar al Barça por sorpresa, Guardiola no sacó por ejemplo a Touré para intentar controlar el mediocampo y ofrecer una alternativa física al despliegue del Arsenal. Más “calamidades” que añadir, Valdés que estuvo inmenso durante todo el partido, no estuvo afortunado en el primer tanto del Arsenal, jugada la de este primer gol que viene de una desafortunada pérdida de balón en zona peligrosa de un Busquets que hizo, por lo demás, un partido para enmarcar. Para colmo el empate llega en un penalti, dudoso en sí mismo, y que no debió de ser pitado como tal pues la acción de Cesc era en posición de fuera de juego. No quiero con estos apuntes cuestionar la validez o legalidad del resultado ni quitar méritos al Arsenal, pero la sensación es que el empate fue demasiado premio para los ingleses, que respondió a un par de acciones casi anecdóticas y no fue un resultado acorde a lo visto en el campo. Lo que es innegable es que el partido fue muy bonito y que ha dejado en emocionante la vuelta de una eliminatoria que podía haber quedado decidida.
Mañana toca la vuelta. ¿Sensaciones ante la cita decisiva? Buenas. El Barça con muchas bajas importantes, las más decisivas en defensa. El Arsenal con bajas más importantes todavía en todas las posiciones, en especial en el ataque. El Barça debe pasar sí o sí. Decide la eliminatoria en casa y ha demostrado ser superior en campo rival. Sería un atrevimiento decir que tendría que ser una eliminatoria cómoda para el Barça, estamos en la Champions, con los mejores equipos de Europa y en el fútbol dos más dos no son cuatro, pero no debería de plantearle muchos problemas. ¿Dudas? La defensa si juega Márquez que lleva una temporada horrible y con una confianza por los suelos parece la línea más vulnerable. Ante una cita tan importante no me creo que salgan con exceso de autoconfianza, que sería el otro gran peligro, Pep no lo permitiría así que por ese lado me quedo tranquila. Mañana saldremos de dudas.
Para terminar, vamos con Ibra, por no perder la costumbre. En este partido no creo que tenga que salir en su defensa, tras los dos espectaculares chicharros los críticos están tapados. Pero voy a bajar a la arena, y no quiero ser ventajista sino consecuente con todo lo que llevo escribiendo sobre el sueco desde que he empezado a comentar los partidos. En la primera parte sí he oído comentarios sobre “el gol que falla”, que si estuvo lento, que eso E´too no lo falla... y las dudas de si es un jugador para el Barça o no. Los comentaristas de la 7 de Castilla y León se cebaron con el de Malmö. Entro al trapo. Y entro porque me molestan este tipo de lecturas tan resultadistas sobre las actuaciones de los jugadores, porque todos esos palos y dudas sobre el jugador en la primera parte mutaron en silencio tras los dos golazos que marcó en la segunda. A un delantero se le calibra exclusivamente por su acierto de cara al gol, no hace nada más en un partido, su misión es enchufarla. Por supuesto todo balón que toca en el área tiene que terminar en gol, sino está negado, no da una, parece estar fuera del equipo... ¡Ah no! eso sólo es con Ibrahimovic. En la primera parte, en torno al minuto 5 o así tiene una oportunidad muy clara, centro de Alves y la tira a las nubes delante del portero en un “medio gol”. Quizá es que soy de corazón generoso pero... el balón de Alves venía fuerte, coloca mal el pie, todo esto a una velocidad endiablada ¿no es comprensible y hasta justificable qué colocara el pie una décima de segundo tarde y por eso le diera mal? Para entrar de todo al trapo sacaré una comparación polémica, del jugador franquicia de nuestros “archirrivales”, Cristiano Ronaldo falló este fin de semana contra el Racing una bastante más clamorosa y no se ha visto tanto cebamiento. Para crear polémica incluso con los culés y con un jugador que admiro y que siempre me ha gustado, E´too en los finales de temporada no daba una y fallaba dos o tres de esas por partido, no quiero ni recordar los dos pichichis que no ganó porque le pudo la ansiedad. Voy a volver a la línea moderada y a sacudirme el barro y la arena. Ibrahimovic es el típico jugador que genera controversia, no es un 9 clásico, un goleador puro, es más estético y sus movimientos son diferentes al perfil clásico del delantero. Con el la dicotomía es total: o te gusta mucho o no te gusta nada. Bueno queda una tercera opción, la resultadista, si marca te gusta si no marca es un paquete. Tiempo habrá para hablar más sobre Ibra, me está quedando demasiado larga esta entrada.
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Comenzaré con una anécdota personal este comentario sobre el partido. Me acerqué al bar de al lado a ver el partido, bar con poco ambiente culé y poco ambiente futbolístico en general, mucha partida y parchís, salvo un par de deshonrosas excepciones. Vamos con las excepciones, empezada la segunda parte llegaron un par de niñatos maleducados que se dedicaron lo que quedaba de partido a insultar a Messi cada vez que cogía el balón y a gritar Villarato en cada falta que le pitaban a favor al Barça, extraordinario, algunas si que tenemos que aguantar verdaderas penitencias en estas fechas de la Semana Santa... ¿Alguna vez habéis tenido la tentación de pegarle un bofetón a algún niño desmadrado de estos? Realmente el bofetón se los merecen los padres que están educando a este despropósito de generación telebasura... No debería poder tener hijos cualquiera, tendría que estar regulado, por el bien de la sociedad y de los pobres niños, que en el fondo no son más que unas víctimas, reflejo del panorama poco edificante que tendrán que ver en casa. Una vez soltada la mala leche, vamos al partido.
Mallorca se presentaba como una de las salidas más complicadas del Barça. Y las expectativas se cumplieron. Victoria ajustada y sufrida del Barça. Comienzo del partido muy fuerte del Mallorca con unos diez minutos de empuje en los que el Barça apenas olió el balón. A partir de aquí, el Barça comenzó a dominar y a llegar con más o menos peligro. Activísimo Ibrahimovic, otra vez. Con un equipo con bajas importantes, sin Xavi y Messi en el partido, puntales importantísimos de este grupo, el sueco tomó protagonismo en un equipo muy trabajador, que me recordó un poco al Barça de Zaragoza aunque con un contrario mucho más fuerte y con la calidad en el mediocampo que da Iniesta. Tras el inicial arreón del Mallorca vino el arreón del Barça. Me gustó mucho Jeffren, también Pedro, ambos crearon peligro en sus acciones y combinaciones con Ibra, que cada vez que la tocaba arriba desequilibraba, ejemplo de ellos el par de disparos atajados por el portero, defensas o de disparos que llegaron cerca de la porteria mallorquinista. La máquina de fútbol barcelonista no funcionaba a pleno pulmón, pero creo ocasiones para adelantarse en el marcador mientras que el Mallorca se desinflaba un poco. Tendencia, esta última, que se mantuvo durante la primera mitad de la segunda parte. Entraron Xavi y Messi y la máquina se aceleró. El Barça quería, atacaba y el Mallorca, replegado, intentaba cazar algo a la contra. Aquí llegó el gol del sueco, oportunista, volvió a abrir una lata sin abrefácil, como la navarra. A partir del gol del Barça, el Mallorca se vino arriba, y la última parte del partido fue un frontenis del Mallorca contra la meta culé. Valdés inmenso y, nuevamente, decisivo. He de comentar que me está gustando mucho Milito, transmite fiabilidad y solidez en defensa, es de admirar cómo ha logrado salir de una lesión tan complicada y con tantos meses inactivo a tan alto nivel, chapeau. Otro que está siendo una revelación es Maxwell, muy incisivo en ataque y bastante correcto en defensa (sí, un par de pifias por partido por su banda siempre caen). Total, que era un partido al que dentro del equipo se le tenía mucho respeto, los aficionados también, y se logró una victoria corta pero valiosísima para seguir enganchados a la Liga.
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El planteamiento del Osasuna fue el clásico de los equipos que últimamente le plantan cara al Barça y que son equipos con físico, muy bien arropados atrás, que defienden prácticamente con nueve jugadores metidos en su campo, presionando la salida del balón lo que pueden y con un par de jugadores rápidos con los que armar una contra e intentar aprovecharse las debilidades defensivas de los catalanes. El Osasuna salió como una exhalación y a punto estuvo de dar la campanada si el palo y un Valdés espléndido no lo hubieran evitado.
El balance barcelonista en la primera parte fue una circulación del balón lenta, conjugada con muchas pérdidas de balón y fallos en las combinaciones, los jugadores parecían no encontrarse, poco de los“clásicos” “automatismos” de los que hace gala el equipo cuando funciona. Las jugadas en ataque, aisladas. Se combinaron deméritos del Barça, pero sin duda también méritos de un Osasuna que se empleó a fondo, y que no dejo respirar a su rival.
En la segunda parte volvimos a ver una mejor cara del Barça. No el Barça brillante que menea a los rivales, sino un equipo con oficio,que supo sufrir y que terminó abriendo la lata sin renunciar a su estilo pero con más aparatosidad y menos fluidez. No presumo de gran memoria pero el Barça del año pasado también hizo partidos de estos aunque todos nos acordemos del “meneito” al Manchester en la final de la Champions o el “chorreo” al Madrid en su casa. Esto transmite buenas sensaciones, no estando bien se sigue ganando (la afirmación de Manolo Lama de que este Barça no es el del año pasado, es cierta, y eso es algo inevitable por muchas razones que dedicaré tiempo a detallar en futuros posts). El equipo es competitivo. Me preocupan otras muchas cosas. No se encajaron goles contra el Osasuna y tampoco en el partido de Mallorca, y se sigue siendo el equipo menos goleado de la Liga, pero defensivamente el equipo transmite vulnerabilidad, un rival con pegada probablemente no perdone en según que circunstancias, en demasiadas ocasiones hemos visto como el equipo se ha tenido que encomendar a Valdés, a día de hoy el portero más en forma de la Liga -y yo diría que el más completo, pero esa es carne de otro guiso-.
En cuanto a los jugadores, en este partido no me puedo detener por falta de tiempo, y tampoco quiero ser ventajista con el rendimiento de Ibrahimovic, abriendo el marcador, creo que por séptima vez esta temporada.
Termino con una reflexión personal, en los últimos tiempos hemos visto con frecuencia a un Barça irregular en cuanto a juego, no en cuanto a resultados, que ha generado dudas entre propios y extraños e incluso, en determinada prensa, de forma interesada, se han dibujado sombras de crisis y revivido fantasmas del pasado. ¿Hay alguna explicación para estos altibajos del Barça? Para mi hay una explicación bastante fácil de entender. El grueso del equipo, su columna vertebral, lleva 18 meses con un ritmo competitivo brutal. Si miramos el número de partidos jugados por esta plantilla en este tiempo, no hay ningún equipo en Europa ni en ninguna parte del mundo que se les acerque. ¿Qué consecuencias tiene esto en el juego del equipo? Dos muy evidentes, las lesiones, a Iniesta este último año lo hemos visto en la enfermería casi tanto como el campo, Xavi en los últimos dos meses ha visitado la grada por las mismas razones más de un par de semanas, y estos dos son la columna vertebral y no tienen recambio natural, por no hablar de las lesiones de otros jugadores importantes como Abidal, Touré, Keita, el“inlesionable” Alves..., luego está la imposibilidad de mantener el nivel de excelencia tanto en el plano físico como en el mental durante tantos meses, no es viable jugar miércoles, sábado, durante meses y no tener malos días, el desgaste es inevitable. Decía Guardiola hace unos días que él merito en esta Liga era del Barçapor aguantar el ritmo del Madrid. La lectura de estas declaraciones puede ser variada, en lo que Guardiola quería incidir era precisamente en lo que he intentado reseñar en las líneas anteriores, este equipo, con la tralla que tiene encima, tras un año de ganarlo todo, qué esté donde esté a estas alturas teniendo enfrente a un Madrid de récord, es impresionante. El Barça sin deslumbrar gana ¿es lo ideal? no, pero dentro de lo posible, es lo mejor (para los culés), en las grandes citas este Barça todavía no ha fallado.
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